Pipa llegó al refugio siendo un bebé, pensamos que saldría rápido, pero una vez más la superficialidad del humano la convirtió en invisible. Estuvimos a punto de tirar la toalla, pero entonces apareció Vanesa y José, de mano de nuestra canija preferida: Sonia. Y la suerte de Pipa tocó el cielo. Nuestra preciosa carey, ahora tiene una súper familia con mogollón de hermanos gatunos y Dolça, que se ha convertido en un referente para ella. No tendremos días suficientes para agradecer adopciones como esta, donde lo único que importa es el salvar una vida sin importar nada más.. Y es que adoptar con el corazón es solo para valientes. Sé muy feliz gamberrilla, te mereces todo lo bueno que está por llegar. Gracias pareja, ojalá más gente en el mundo como vosotros!
Finales Felices